ZEl fin de semana pintaba mal, el primer frente importante de este otoño, auguraba un Domingo mojado y frío, con temperaturas a las que los bikers aún no estaban acostumbrados o sea, un Domingo de esos que dedicarías a preparar la montura para el crudo invierno y desmontarla por completo encima de una manta, con un par de cervezas y rock and roll pero había dado mi palabra…
Los buenos amigos, calentarían el día.
De camino a la ciudad catedralicia de Mondoñedo, ya advierto que por primera vez, me había dejado el GPS en casa. Tocaría rastrear las huellas y no despistarse en las bajadas para no tener sorpresas indeseadas.
El día estaba despejado, pero a medida que nos acercábamos al lugar de reunión, el cielo cada vez más se ennegrecía augurando un fatal desenlace.
Tras acercarnos al punto de salida, nos dicen que la comida, duchas y lavado de monturas, será en el pabellón, así que allí nos dirigimos toda la comitiva de DHGs and friends a donde llegamos tras dar un par de vueltas por el pueblo, un poco desorientados, ya que no vemos indicadores por ningún lado. Al llegar, nos cambiamos, montamos, juntamos y otra vez al centro del pueblo, donde a las 9:30 estaba prevista la salida.
Inscripciones, saludos, fotos… Vamos, vamos, vamos q nos vamos a mojaaaarrr!!!!!
10:00 y salimos. Alegres para evitar los tapones e intentar arañar minutos al reloj, para que la mojadura fuera un poco menos duradera…
600 metros de acumulado para salir de ese agujero y nada más salir, nooooo!!! Vamos maaaalll!!! Una subida de casi 2km sentado en la puntita del asiento y unos 20 corderitos detrás de un carnero q no sabía más que subir y subir y sin saber hacia dónde. Nadie, nadie de entre 20 corderos, ni un puto GPS… vuelta atrás cuesta abajo encontramos un organizador echando una meada en un matorral. ¡¡¡Por donde es!!!??? y con el miembro entre las manos nos indica con la barbilla…. Por ahí, por ahí…

Llegamos a un rio, todos parados y de últimos. Sube, sube, sube y a saludar a todos otra vez h de pronto…. Lo que me temía, km. 5 y el diluvio universal…. En 10 minutos, el agua corría por las “pistas, pistas, pistas” y el suelo se empezaba a embarrar hasta que, al llegar a los molinitos, 6 grados de temperatura, niebla, aire… Llega ese momento en el que todos pensamos ” M.C.P.M… Qué C.H….” o esto se pone muy, pero que muy divertido, o aprieta el culo y llega cuanto antes a la ducha!!!
Primera bajada, POR PISTA!!!!! Aún más frío!!! Pues toca apretar!!!
Avituallamiento, un platanito, dos tembleques, tres… A apretar para que esto se acabe porque mucho tenía que mejorar. Un par de bajadas por unos caminos entretenían un poco la mañana y viendo caer a dos o tres por un lado y por otro, el agua no cesaba ni un minuto de arreciar.
La mañana parecía no llevarme a nada peor de lo que ya había sufrido, pero nada más lejos de la realidad. Una de las pocas bajadas divertidas para este biker, un amigo tirado en el interior de una curva, un patoso que frena en seco al coger la escapatoria del exterior y ahí me encuentro yo, sin hueco por donde colarme… Raaaaassss…
Envistiendo por detrás al que me predecía, sin saber de dónde había salido. Arrastro por el suelo pero lo veo claro, meto el hombro, bajo la cabeza para cubrir la cara y siento como golpean los hierros contra mi casco….. Todo controlado. Levantarse rápido que estamos en una curva, retirar la montura del camino y comprobar que no les ha pasado nada.
Uno medio cojo, el otro renqueante pero bien, nada roto… De repente, brota de mi ceja derecha un borbotón de sangre…. La cagamos Charlie. Me veo rodeado, agua, agua!!! Estás bien? Te mareas?

Siempre puede ser peor!!!!!!
Agua y pañuelitos para limpiar la herida y 10 km. Por delante, con un torrente de agua cayéndonos por encima, una brecha en la cabeza, otra en la rodilla, acalambrado y con barro encima, para plantar unas cuantas patatas, además de llevar el manillar torcido. Pañuelito en la cabeza bien apretado con el casco y… Palante… Largo y tortuoso, más aún si cabía, quedaba el subeybaja hasta meta, acompañado, animado y arropado por un gran escudero que años atrás, gallo de pelea fue.
Llegamos ambos, después de sendas caídas y calambres a meta. Allí nos estaba esperando un arco bien hinchadito… Ah, y tres personas que nos orientaron al pabellón e indicaron, a dónde deberíamos dirigirnos para ser atendido de mis heridas.
Ducha y al “ambulatorio”. No sabía la gravedad de mis heridas, que hacía una hora me había producido y que, con el paso del tiempo, se iban descubriendo y acrecentando. Tras indicar que me había topado con el portón de una puerta, para no tener que hacer más quilómetros para recibir los primeros auxilios, me tapan la brecha para que no siga sangrando y nos vamos a comer.
Cerveza de barril, empanada, ensaladilla y carne cocida además de un pastelito de postre y café. Muy buena compañía para un día, como recuerdo pocos peores, a lomos de dos ruedas, mis grandes pasiones.

Agradecimiento al calor de la compañía y en especial a CACAITO.
