Mis amigos del DHGTEAM me han encargado la horrible tarea de hacer la crónica de la ruta del pasado domingo en Portomarín la VI edición del Portomarín Trophy tarea que haré con sumo placer. No se si estaré a la altura, pero prometo contar lo que viví y lo que sentí.

El domingo comenzó como el típico día caribeño Gallego, cielo gris, plomizo, pesado y con una amiga de viaje que no nos abandonó en todo el día, la lluvia.

Llegamos al pueblo de las Tartas de Santiago y de las Anguilas sobre las 9:15 de la mañana, en una furgoneta cargada, de ganas, de risas, de amistad y compañerismo, la compañía para esta aventura no podía ser mejor aunque la hubiera elegido.

En el pueblo solo se veian calles  vacías y mojadas y algún que otro peregrino despistado, que nos miraban con estupor, preguntándose quienes éramos y que íbamos hacer.

En pocos minutos aparecieron los amigos del DHG y todo empezó a coger forma, ya no éramos 5 los que estábamos con frio y pensando,” quien me manda a mi estar aquí”. Ya éramos unas cuantas docenas de cascos sin cerebro.

Cuales caballeros andantes, empezamos a preparar las cabalgaduras y a vestir nuestras armaduras, que visto el día que íbamos tener, se redujeron a un montón de chubasqueros de diferentes colores.

Empieza la ruta haya sobre las 9:45 y los caballeros espolean sus cabalgaduras, pera empezar y por eso de ir calentando los huesos, empezamos subiendo por la parte trasera de la fabrica de ladrillos de Cortapezas. Justo en ese momento, yo y el resto de compañeros en este viaje nos dimos cuenta que el día no iba ser muy apetecible, por a nuestra fiel compañera la lluvia, se le unió su cuñado, el barro.

Bueno allí estábamos en la primera ascensión, calentado músculos, tendones y huesos. Seguíamos la estela de los que llevaban GPS ya que la ruta no estaba marcada y dependíamos totalmente del Track.

Como de costumbre “Los Elites” empiezan a apretar pedales y en poco tiempo nos dejan atrás a los mas humildes, pero por haya el km 7 , nos esperan refugiados debajo de un puente, para seguir todos juntos, por que esto no es una carrera, es una quedada de amigos para disfrutar de dos pasiones, la bicicleta y la naturaleza.

El descenso hasta el puente es pronunciado y lleno de barro, me las prometo muy feliz por que los veo en la lejanía, pero tonto de mí, en cuanto me confío mi cabalgadura sacude los cuartos traseros y me lanza por los aires, viendo las caras de risa y de sorpresa de mis compañeros. Comprobé una vez más que la ley de la gravedad existe y por muy alto que sea el vuelo, al final llego al mismo sitio, el suelo. Gracias a Dios no me pasó nada y pude seguir la ruta, no sin algún dolor en pie y pierna.

Todos reagrupados seguimos el descenso y después de varios subes y bajas llegamos a la mayor encrucijada que nos tenia preparada la ruta.

Nuestra amiga la lluvia había invitado por la noche a cenar a su primo el “regato” y este habiendo comido de mas, se desbordo para nuestro pesar (o no). No, creo que no por que el atravesarlo fue uno de los momentos mas divertidos de toda la ruta. El agua nos llegaba por la cintura y cubría por completo las bicicletas. En ese momento todos nos dimos cuenta que nuestra amiga la lluvia nos tenia preparadas muchas sorpresas para ese día.

Una vez solventado el raffting-biker continuamos la ruta ascendiendo en todo momento por pistas forestales y caminos hasta Ventas de Naron. En el camino nos encontramos con numerosas trampas, como charcos asesinos (verdad Chapu), raíces psicópatas  ( que te miraban fijamente y te decían ven, ven y tu intentabas nos ir, pero al final la rueda delantera parecía que cobrara vida y contra la raíz que se iba), o xestas criminales ( que te secuestraban a tu paso enganchándose en tu manillar, haciéndote visitar al cuñado de la lluvia, el barro).

Pues con estas vicisitudes después de mas de 2 horas dando pedales, llegamos  (y aquí pido perdón por no acordarme del pueblo y del nombre de la casa), como decía llegamos, al mejor momento de la ruta, donde se demuestra que aun hay gente buena por el mundo y que debemos de cuidarla. Pues como decía llegamos al pueblo X y en un garaje se encuentras como no “Los Elites” todos enfaenados, dándole al avituallamiento. Cual es mi sorpresa cuando veo que lo que están comiendo son geles de jamón, barritas de chorizo y salchichón y bebida energética de vino. Con risas en sus caras nos dicen que no nos detengamos que eso no es el avituallamiento. Pero de entre todos ellos sale una personita, encantadora, jovial, maravillosa y nos dice “pasai, pasai , para dentro, que temo pa todos” y empieza a gritar “Maruja, Maruja pica máis chourizos que veñen mais”. Increíble, fue increíble, sin conocernos de nada, sin saber que hacíamos, solamente por vernos, nos abrió su casa, y nos dio de comer y beber. Repito siento no acordarme de su nombre pero en el mío y en el de todos los participantes UN MILLON DE GRACIAS.

Con el estomago reconfortado y el desanimo espantado, por el acto de gratitud que acabamos de presenciar, seguimos ruta, en descenso ya desde Ventas de Naron hacia Portomarín. Charlado y animados, a los pocos minutos, llegamos a Gonzar, donde aquí si, se encontraba al avituallamiento de la ruta. Y joder que sorpresa, nos esperaba el postre de las viandas comidas hacia unos minutos. Y si digo postre por que nos esperaban unos ángeles, con chocolate caliente, varios tipos de bizcochos, pasteles de coco, y unas bebidas energéticas insulsas y geles insípidos, que no se por que todos quedaron allí. Que bien sentó ese chocolate hizo que entráramos en calor, que se borraran los dolores y que se secara nuestras almas.

Al grito de vámonos muchachos seguimos el descenso hasta Portomarín, teniendo que variar la ruta en varias ocasiones porque nuestra amiga la lluvia había invitado a cenar a mas de un primo, y claro glotones como son, habían rebosado de llenos.

El resto de la ruta transcurrió sin mas desdichas ni penurias, llegando a Portomarín sobre las 14:30, donde otra vez nos estaban esperando los ángeles del avituallamiento, pero esta vez disfrazadas de demonios con un barril de cerveza, y claro esta, todos pecamos. Y que rico y bien nos sentó pecar, por que después vendría la penitencia, el comer un cocido que no se los saltaba un gitano, en el restaurante El Mirador.

 Y después de todas estas horas dando pedales y ya sentados a la mesa duchados y secos, pienso que en esta ruta, el primero no gano y que el ultimo fue el que mejor se lo paso.

Y que no te conozco personalmente pero si eres capaz de reunir a toda esta gente y hacer que sufra y aun así tener estas caras de felicidad es que eres muy grande DIEGO. Por eso quiero contribuir con mi granito de arena y en esta primera crónica que hago, te la dedico por entero a ti.

Solo una cosa mas par despedirme, vayáis  donde vayáis por favor dejarlo todo como esta y si es posible mejor.

Gracias DHGTEAM.

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